Lo que mereces.

Por ti no fui capaz de nada.
Sólo de esconderme,
echarte de menos y quererte
aunque tú no lo creyeras.

Por ti no fui capaz de viajar,
de soñarte despierta
y vivirte muy cerca
sintiendo tu aire entre mis dientes.

Por ti jamás lo fui,
jamás me conseguiste de ese modo,
pero por él soy capaz de tantas cosas
que nunca antes habría imaginado.

Capaz de bordear un país a nado,
de dormir debajo de una tormenta aunque les tema
y casarme con la muerte si pudiera.

Porque convierte los días en viernes,
el amor en un baile de disfraces
y la vida en una fiesta.

Por ti habría llenado cuadernos enteros
pero no fui capaz de escribirte con mi puño y letra
y besarte con bolígrafos del rojo de mis labios.

No fui capaz porque no lo merecías antaño;
y ahora tampoco debería dejarse la vida
un pájaro en un cristal por sólo verte.

Ni un pez debería dejarse morir en tu acuario,
ni un gato debería volver a tu puerta,
ni una gata humana a arañarte la piel con orgasmos.

Tan sólo mereces que alguien te bese
y te mueras de ganas de levantar las pestañas
y verme en los ojos la luz de las farolas.

Y te mueras de ganas de verme la cara
y besarme de vuelta como si tuvieras billete,
como si lo hubieses pagado.

Y te mueras de ganas de sentir
que fundiéndonos como humanos,
nos vamos convirtiendo poco a poco en dos siameses,
dos escarabajos, dos serpientes que se entrelazan
piel con piel mudándosela el uno al otro.

Tan sólo te mereces que un día andes buscándome
y yo ya no esté ausente. Ya ni eso siquiera.

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