¿Y entonces?

¿Y entonces qué piensa hacer
cuando también le tiemblen las pestañas?
¿Piensa seguir como si nada hubiese ocurrido?

¿Acaso será la vida capaz de seguir su cauce?
No debería, pero los dos sabemos que acabará pasando.

Y usted, si logra pararse en el acto,
se quedará congelado en un instante
mientras los demás arden con sus fueguitos de vida.

El tiempo vuela pero por usted no pasa,
las prisas le sacuden y a los otros les tienden la mano.

Ya no hay trenes, ni siquiera esperas.
Tan sólo instantes que le hacen sentir ridículo,
porque se encuentra solo observando el mundo de los otros,
que ni ellos aprecian.

Trate de pestañear dos veces seguidas,
pero hágalo despacio.

Y se acabará yendo de su vista,
aunque su vida seguirá marcando.

Y le seguirá dejando huellas imborrables
aunque deje de mirar.

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