Pero olvidé su nombre.

"Hay en mí más recuerdos que en mil años de vida". - C. Baudelaire

Y los hay, más recuerdos.

Como aquella vez que parecía 
que iba a bailar en los charcos,
pero sólo pensaba precipitarse
hacia el abismo de nubes que el agua
reflejaba en el suelo.

Le olía a lavanda el cuerpo entero,
por haber estado danzando por el campo violáceo
haciendo de cada tallo un pincel
y de su piel un lienzo.

Abrazaba destilando todo el amor de su corazón
cada vez más marchito, y se enredaba como la hiedra
a un muro que está a punto de derrumbarse.

Crecía y crecía cada vez más hacia el cielo,
sin mirar nunca a la luz por no cegarse.

Tenía el pelo rubio camomila;
de jazmín perfumaba sus sueños.

Y si la veías sonreír, en el preciso instante
en que sus labios comenzaban a curvarse,
podías notar cómo su boca giraba
como una noria iluminando la noche.

Y los hay, más recuerdos.
Más que en mil años de vida.

Pero olvidé su nombre.

Y quién necesita recuerdos habiendo olvidado 
lo más importante.


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