De esas guapas.

A veces perdemos el norte por la persona equivocada 
y el sur ya no nos conduce de vuelta al camino
que nos lleva a nuestras propias pisadas.
Y te pierdes. Y nadie te encuentra,
porque ni tú mismo sabes dónde estás.

Supongo que era ella guapa, 
pero no de esas guapas que son guapas y ya está.
No, de esas guapas que miras con tal intensidad
que se te saltan los plomos y gastas en cuestión de segundos
varios carretes de retina.

Supongo que es por eso que te habrías ahogado en el mar,
entregándole tu vida a Neptuno por ella
si éste la hubiera raptado para convertirla en sirena.

Supongo que por ello dedicaste tu vida a la fotografía;
no te bastó con inmortalizarla con todos tus carretes de retina.
Era tan guapa, tan guapa de esas... 
De esas que supongo que yo para ti nunca sería.


Comentarios

Entradas populares de este blog

En el centro.

Por escuchar tu voz.

Las batallitas.