-La mi rapacina que la tengo en casa, si quiere comer que coma pan. Si quiere comer que beba...
-Agua!

Las cosas claras y el chocolate espeso.

En estos montes y valles de Castilla donde los montes son viejos veleros, la frente inclino y doblo la rodilla ante la virgen de los marineros. Da señora a su quilla un sosegado viento de luceros, que me lleve señora hasta la orilla hasta lo más azotados derroteros.

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Llenados y vacíos.

A ver cómo te digo.