Algo debió salir.

Me pregunto qué tenía
antes de ti en mi cuerpo,
y qué se desprendió, evaporó,
consumió o explotó al verte.

Que ya no era lo mismo...
Que yo ya me sentía distinta
al resto que te veían como yo.
Porque el mundo te miraba,
todos tan tranquilos,
y no se deshacían como yo en tus ojos.

Porque algo mío se había ido
contigo, por ti, o de mí para quedarse fuera.
Para que yo no pudiese ver tu boca
y continuar pisando el suelo.

Algo se desprendió, evaporó,
consumió o explotó al verte.
Qué yo no sé qué nombre tiene,
pero su ausencia ha hecho que cada vez
el corazón me temblase al igual que las manos.

Y el pulso cerca de la boca.
Me pregunto yo ahora
si ese algo volverá a mí.

Si podrá volver a formárseme dentro,
situarse entre mis órganos,
introducirse en mi sangre
y fluir con mis flores e insectos.

Si... Si dejaré de verte
como si el mundo acabase de formarse
en cuanto tú has abierto la boca.

Me pregunto si esto
no será la descomposición de una ilusión,
si no será que la ilusión aún virgen era el gusano
y esta locura su mariposa.

Algo debió desprenderse, evaporarse,
consumirse o explotar dentro de mí;
algo debió salir
para que tú cupieses dentro,
y ya no sé qué puertas abrirte
para que salgas.

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